Conocí una chica llamada
Lucia. Cuando ella tenía quince años,
todo el tiempo, ella hacia comparaciones.
Ella decía: él tiene la mejor camioneta. O ella tiene los mejores
pantalones y camisetas. Aghhh, me gusta
su pelo o no me gusta su maquillaje. Y
siempre ella necesitaba tener lo mejor.
La mejor moda, el mejor pelo, el mejor carro. Y ella quería ser diferente de todo,
diferente con lo mejor.
Pero un día, ella me dijo:
Aaron, yo no creo que nadie me conoce.
Las otras personas ven mi carro, mi pelo, mi ropa, y maquillaje, pero
nadie conoce mi corazón, mi alma, mi vida. Estoy sola.
Y mientras ella lloraba en mi hombro, estropeó su maquillaje, y sus lágrimas
se cayeron al suelo.
Es muy común para las
personas intentar ser diferente. A veces,
usamos las cosas materiales para ser diferentes, usamos las clases sociales, y
también nuestros estados o países. Pero,
yo pienso que aunque intentamos ser diferentes y mejores, nosotros estamos
unidos. Porque estamos unidos en nuestro
sufrimiento.
Desafortunadamente el
sufrimiento es una parte de la vida.
Quien aquí, no ha tenido una noche con lagrimas, dudas, o temores? Pienso que todo hemos tenido una noche como
esa. Pero, intentamos esconder el
sufrimiento, las lágrimas y los temores.
Usamos muchas cosas para parecer fuerte, feliz, y en control de nuestras
vidas. Pero pienso que no es real. La realidad es todo sufre, todo tiene
lagrimas, todo tiene temores.
En el evangelio de hoy,
Jesús les dijo a sus discípulos que él también necesita sufrir. Los discípulos no querían aceptar eso. Pero Jesús les dice que es necesario. Y nosotros sabemos que Jesús sufrió mucho en la cruz.
Sería bueno no tener el
sufrimiento. Pero es una realidad. Yo pienso que hay
sabiduría en el sufrimiento. Y esta es
la sabiduría: estamos unidos a Cristo con nuestro sufrimiento. Y estamos unidos
juntos, todos los que están aquí, en nuestro sufrimiento. Por lo tanto necesitamos compartir nuestra
experiencia de sufrimiento con la comunidad de fe, y necesitamos apoyar y
ayudar el uno al otro. De este manera, juntos,
nosotros cargar la cruz.
Nosotros no solamente
estamos unidos porque tenemos sufrimiento en nuestras vidas. También, estamos unidos porque nuestra
salvación ha ocurrido a través el sufrimiento de Cristo. Jesús voluntariamente ha aceptado recibir el
sufrimiento de su pasión por todos los que están aquí, y en todo el mundo. Él recibió los golpes en su espalda, los
insultos, los salivazos, y la cruz. El
recibió estas cosas por nosotros. Y juntos,
nosotros vamos a recibir nuestra salvación porque Jesús aceptó su sufrimiento.
Cuando nosotros no podemos
entender nuestro sufrimiento, cuando queremos esconder el sufrimiento y las
lagrimas, busca la cruz. Porque la cruz
es un símbolo en la que hay sabiduría en el sufrimiento. Cuando nosotros vemos la cruz, necesitamos
recodar que todos sufren, Cristo sufrió por nosotros, y entonces, por Él,
estamos unidos en el sufrimiento.
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