A veces nosotros
tenemos una experiencia grande en nuestras vidas que es muy poderosa, muy
importante, y cambia nuestras vidas mucho.
Pero después de la experiencia nosotros pensamos: “a donde vamos
ahora? ¿A que hacemos ahora? ¿A que pensamos ahora?”
Por ejemplo muchas
personas les gustaron el retiro en la diócesis llamada Juan 23. Y ellos van a este retiro y les afecta sus
vidas mucho. Pero después del retiro
ellos piensan: a donde voy ahora? A que
hago ahora? A que pienso ahora?
Es lo mismo después de
graduación de high school o la universidad.
Una persona trabaja y estudia mucho.
Ella pasa todas sus clases. Ella
conoce a muchos amigos y amigas. Ella
tiene su fiesta de graduación. Y ahora,
ella piensa: “a donde voy ahora? A que
hago ahora? A que pienso ahora?”
Este era la experiencia
de los discípulos de Cristo, también.
Después de los últimos días de la vida de Jesús ellos estaban muy
tristes. Pero después de la
resurrección, cuando Jesús empezaba a aparecer a los discípulos, ellos creían
en la resurrección de Jesús. Era una
experiencia grande para ellos. Pero
después de dieron cuenta que Jesús ha resucitado, ellos pensaban: “a donde
vamos ahora? A que hacemos ahora? A que pensamos ahora?” Y ellos quedaban en casa con las puertas
cerradas y bloqueadas. Ellos no saben
que debían hacer.
Es lo mismo ahora con
nosotros. Nosotros tuvimos una semana
santa grande con muchas bendiciones.
Acuérdese el domingo de ramas, jueves santo, la vía crucis, la adoración
de la cruz, el sábado glorioso con muchos sacramentos, y la pascua. Mucha gente.
Muchas canciones. Mucha
emoción. Mucho trabajo. Muchos planes. Mucha gracia.
Y tuvimos una experiencia grande de Dios. Pero ahora: “a que vamos hacer. A donde vamos ahora? A que pensamos?”
Una opción es para
cerrar y bloquear nuestras puertas de la iglesia y también de nuestros
corazones. Pero hay otra opción.
En el evangelio Tomas
es un ejemplo perfecto en que necesita hacer una persona después de la
resurrección. El tocó las heridas de
Jesús. De tocando las heridas de Jesús,
Tomas empezaba a conocer a Jesús mas. Él
podía decir: Señor mio, dios mio. Y el
empezaba ser el primer misionero de la iglesia.
Con su nueva fe, él fue a muchos países y compartía a Jesús con mucha
gente. Él era uno de los primeros
mártires de la iglesia, también. El no
permaneció en casa: él fue a todo el mundo.
Entonces, la invitación
a nosotros del evangelio hoy es doble.
La primera cosa es para
conocer más el Jesús de la resurrección.
Toque las heridas de Jesús en el sacramento de confesión. Toque las heridas de Jesús en los pobres en
el mundo. Toque las heridas de Jesús en
su propio corazón y pedir a Jesús que él le sana sus heridas. Toque las heridas de Jesús en la
eucaristía. Y diga como Tomas: Señor
Mio, Dios mio. Pero no paran con
esto. Después, comparta a Jesús con el
mundo.
Invite a otra persona a
la iglesia.
Hable con otra persona
sobre su experiencia del Cristo Resucitado.
Llame a una persona que
necesita oír a la misericordia de Jesús.
Resé que más gente
conocer a Jesús más.
Cambie toda su vida
para vivir alrededor su fe.
Un ejemplo moderno que
nosotros conocemos que vivió una vida como Tomas era Juan Pablo II. Este día él era llamado un santo en la
iglesia. Él es un santo porque durante
toda su vida el hico dos cosas. El
conoció a Jesús más en sus heridas, en su misericordia. Y también, él fue a todo el mundo para
compartir a Jesús con todo el mundo.
Nosotros hemos
recibidos muchas bendiciones en las tres anos pasados. Hemos tenido una experiencia de Cristo
resucitado. Pero, tengamos que continuar
a crecer más. Tengamos que tocar las
heridas y compartir nuestro redentor con el mundo—en nuestro mundo es aquí, en
nuestra comunidad, en nuestra familia, en nuestra cantidad.
Entonces, nosotros
pedimos a la intercesión de San Juan Pablo Segundo y San Tomas:
San Juan Pablo segundo
y San Tomas….ruegan por nosotros.
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